Tras el gol, el entrenador de Independiente José Pastoriza ordenó a sus jugadores bajar la intensidad del mediocampo a la defensa, invitando al Liverpool a atacarlos. La Copa Intercontinental 1984 se jugó en un complicado contexto político; se enfrentó al Liverpool inglés en una final dos años después de la caída de Argentina ante Gran Bretaña en la Guerra de Malvinas, uno de los episodios más tristes de la historia argentina.