Hace dos años éramos todos más jóvenes, menos cínicos y estábamos en la Navidad de 1990. La gente de a pie llevaba gafas enormes de pasta, camiseta seleccion española chaquetas de cuero envejecido oversize y esos jerséis de punto con patrones y colores imposibles y eméticos que quieren volver a imponernos las malvadas cadenas de moda rápida. Estaba pensando en que ser hombre, un hombre joven, en estos tiempos, no debe ser fácil.