Toda esta parranda partía, dijo Irizarry, de la idea compartida entre agentes de la DEA alrededor del mundo de que en realidad no hay nada que puedan hacer para golpear el mundo del narcotráfico. José Irizarry acepta que es conocido como el agente más corrupto en la historia de la DEA y admite que se “convirtió en otro hombre” al conspirar con cárteles colombianos para crearse un estilo de vida lujoso con autos deportivos, joyas de Tiffanny y amantes en todo el mundo.